domingo, 19 de noviembre de 2017

"El otro par": cortometraje sobre la sencillez de corazón

El corto “El otro par” está basado en la historia del tren y los zapatos de Gandhi, y nos transmite la importancia de desapegarnos a las cosas materiales.

Cuentan que iba Gandhi junto con un amigo a tomar un tren. Como no tenían dinero, trataban de subirse en marcha a un tren de mercancías, cuando éste estaba arrancando. Vieron el tren arrancar, así que empezaron a correr hacia él, para poder subirse con un salto. Al saltar, a Gandhi se le cayó uno de sus zapatos. El tren ya iba demasiado rápido como para bajarse, coger el zapato y volverse a subir. Gandhi tiró el otro zapato. El amigo, sorprendido, le preguntó: -¿Por qué has hecho eso? A lo que Gandhi respondió: -A mí, este zapato suelto no me sirve de nada, en cuanto lleguemos a destino tendré que hacerme con otro par. A la persona que encuentre el zapato que se me cayó, ese zapato suelto no le servirá de nada. Así, al menos, alguien se encontrará con un par de zapatos, y le serán de utilidad.


El cortometraje nos enseña sobre la  disposición en el interior, sobre la sencillez de nuestro corazón, y la capacidad de habernos desprendido no sólo de lo externo que no es esencial, sino de actitudes, pensamientos, sentimientos que llevan a que nuestro corazón no encontremos lo fundamental. El niño que encontró el zapato no tiene intenciones malas, no se apega a lo material, él reconoce que si bien le hace falta no es lo más importante. El que pierde su zapato también expresa su desprendimiento, valorando más entregar su otro zapato para ayudar a la necesidad del otro. Las actitudes de ambos son fruto de un corazón sencillo.

jueves, 16 de noviembre de 2017

500 años de la Reforma Protestante. Trabajar juntos por el Reino y su justicia


Se han cumplido 500 años del inicio de Reforma Protestante. El 31 de octubre de 1517 el monje agustino Martín Lutero clavaba en la puerta de la la iglesia del Castillo de Wittenberg las 95 Tesis contra las Indulgencias, hecho que se considera el inicio de la Reforma. En aquel momento se estaba predicando por toda Europa una indulgencia cuyos beneficios económicos serían destinados a la construcción de la basílica de San Pedro en Roma. Este hecho escandalizó a Lutero que vio en las indulgencias una forma de comprar la salvación. La gracia de Dios no se compra, Dios la da gratuitamente. La salvación no se compra. El problema de Lutero no fue la interpretación de las indulgencias que era perfectamente católica.

Diversas causas se pueden identificar en este movimiento que produjo la división de la cristiandad europea del siglo XVI. Algunas de ellas son: lo político, sobre todo los intereses nacionales de Inglaterra y Alemania, países que veían en el papado un poder político demasiado grande. También encontramos causas económicas, sobre todo la venta de las indulgencias y de los altos cargos eclesiásticos en Roma. Existen también causas sociales. Finalmente, las causas culturales, dominadas sobre todo por la difusión del humanismo, la imprenta, los nuevos descubrimientos geográficos y la Ilustración, procesos que fueron despertando el espíritu crítico hacia algunas prácticas de la Iglesia Católica. Su  rebeldía contra Roma instigada en parte por los príncipes electores alemanes, que vieron en Lutero un líder religioso que podía ayudarles frente al poder del joven Emperador Carlos. La famosa dieta del Worms fue donde se fragua la ruptura total de Lutero con Roma.
León X excomulgó a Lutero el año 1521, siendo este último protegido por varios príncipes alemanes, sobre todo Federico de Sajonia. Desde su excomunión hasta 1529, Lutero comenzó la traducción de la Biblia al alemán. Este proceso de traducción fue clave, y favoreció el surgimiento de la imprenta. Lutero pudo así difundir el texto bíblico entre los alemanes y estos pudieron optar a la lectura de las Escrituras.



Los grandes problemas que preocupaban a Lutero como a gran parte de sus contemporáneos católicos europeo eran: el problema de justificación de la salvación; ¿cómo estar seguro de estar salvado? Después largas y profundas meditaciones sobre los textos bíblicos en 1517, encuentra según su  análisis de los textos bíblicos en los que cree descubrir algo que era doctrina normal en la Iglesia que la Salvación está en la justicia (misericordia de Dios manifestada en Cristo y no en la obras de la Ley.)
Algunas cuestiones teológicas del protestantismo
El protestantismo posee algunas doctrinas teológicas claves:
1) Sola Scriptura: la Biblia es Palabra de Dios y por ende debe ser creído todo lo que hay contenido en ella. Este principio niega la Tradición de la Iglesia, que para el catolicismo es también fuente de Revelación por cuanto Dios habla también en la Tradición; y también es una negación al Magisterio, a la palabra oficial del Papa y los Obispos. Y en segundo lugar, que cada uno interpreta el texto bíblico en virtud del llamado “principio de libre examen”.
2) Sola fides: afirma que el perdón de Dios para los pecadores es sólo motivado por la fe excluyendo las obras. Al afirmar el protestantismo que toda la humanidad se haya bajo el signo del pecado, las obras realizadas por los seres humanos están manchadas por el pecado y por ende no ayudan en la salvación.
3) Sola gratia: la salvación es un favor inmerecido que el pecador no puede conseguir por sus propios méritos.
4) Solo Christo: afirma que sólo Cristo es el mediador entre Dios y los hombres y que sólo Él nos alcanza la salvación.
La teología sobre la Iglesia del protestantismo marca la invisibilidad de la comunidad creyente. No hay en la comprensión protestante una visibilidad histórica de la Iglesia, y por tanto tampoco un sacerdocio ministerial con un Pontífice (Papa) a la cabeza. Se marca el sacerdocio común de los fieles adquirido en el bautismo. En cuanto a los sacramentos, los únicos dos sacramentos que considera el protestantismo son el bautismo, el cual se realiza para el perdón de los pecados, y la Santa Cena o Eucaristía que, a diferencia del catolicismo, no reconoce la presencia real del Señor luego de la celebración. Es más un recuerdo que un memorial que se prolonga.


Volver a la unidad perdida: el ecumenismo
Muchos años de división han provocado más malestar y conflicto que unidad. Fue en los albores del siglo XX cuando comenzaron con fuerza los trabajos ecuménicos que nacen, ante todo, de la fuerza del Espíritu de Dios. Así, y durante el Concilio Vaticano II (1962-1965) que provocó un proceso de diálogo de la Iglesia Católica con las tradiciones protestantes y con el mundo en general, fue promulgado el Decreto “Unitatis Redintegratio” sobre el ecumenismo.
El Concilio promueve algunas prácticas ecuménicas, entre las que destacan: la oración común, la formación teológica y el trabajo conjunto en lo social. Brevemente veremos cada una de ellas. La primera de las prácticas es la oración. Y es una de las formas más esenciales del movimiento ecuménico. En palabras del Decreto, “esta conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones públicas y privadas por la unidad de los cristianos han de considerarse como alma de todo el movimiento ecuménico y con toda verdad pueden llamarse ecumenismo espiritual”.

Taizé es una comunidad ecuménica que organiza todos los años el Encuentro Europeo de Jóvenes

La segunda práctica del ecumenismo es la formación ecuménica, sobre todo la teológica. Sostiene el Decreto: “es necesario que las instituciones teológicas y las demás disciplinas, especialmente las históricas, se enseñen también bajo el aspecto ecuménico, para que respondan con mayor exactitud a la realidad” (UR 10). Finalmente, el Concilio insta al trabajo común entre los cristianos, sobre todo a las acciones misioneras, de manera que el ecumenismo asuma los problemas concretos de esos territorios de misión.
Finalmente, nos quedamos con las palabras del papa Francisco en su encuentro en la Catedral Luterana de Lund en Suecia el 31 de Octubre del 2016: “Católicos y luteranos hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común. Pidamos al Señor que su Palabra nos mantenga unidos, porque ella es fuente de alimento y vida; sin su inspiración no podemos hacer nada”. Quiera Dios que los trabajos ecuménicos en nuestra Diócesis de Rancagua puedan continuar avanzando y afianzándose. 500 años nos deben invitar a mirar nuestra historia común y desde el Espíritu de Dios trabajar juntos por el Reino y su justicia.